
A las altas temperaturas del verano se suma el hecho de que solemos usar más el coche en nuestros desplazamientos, tanto largos como cortos, por lo que también hay un tráfico intenso. Ambas condiciones –el calor y el sobreuso– provocan, cada año por estas fechas, numerosos problemas en nuestros vehículos.
Te contamos las ocho averías más comunes del verano, y también lo que puedes hacer para prevenirlas.
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- Sobrecalentamiento del motor. Es la segunda avería más frecuente, pero la de más gravedad. Debido tanto al calor extremo como al uso intensivo del aire acondicionado, el motor puede sobrecalentarse, sobre todo cuando el sistema de refrigeración no funciona correctamente. Si esto sucede, para el coche de inmediato, pues los daños en el motor pueden ser irreversibles. Para prevenir esta avería, lo ideal es un correcto mantenimiento de este sistema, que incluya los cambios de líquido refrigerante cuando corresponda, así como la verificación del nivel del mismo.
- Problemas con el aire acondicionado. Como es lógico, del aire acondicionado nos acordamos cuando llega el calor. Pero si no le hemos prestado atención a su mantenimiento, llegan los problemas… Hasta el punto que el 35% de las averías de los coches en verano responden a fallos de este sistema. Por eso, para prevenir estos fallos, desde Recalvi te recomendamos muchas veces que revises el circuito antes de que empiece la temporada estival.
- Fallos de la batería. Sin duda, uno de los principales motivos –si no el primero– por el que se llama a la grúa en verano son los fallos de la batería. Esto es debido a su propio mecanismo de funcionamiento, que es transformar energía química en eléctrica. Cuando la temperatura es elevada, esos compuestos químicos se deterioran y, por tanto, la batería envejece más rápido. Para prevenir este problema, te recomendamos comprobar el estado de la batería y de los bornes, y aparcar a la sombra, para que este componente no tenga que soportar temperaturas tan extremas. Además, es más que aconsejable llevar pinzas en el vehículo.
- Desgaste de los neumáticos. El aire caliente aumenta la presión de los neumáticos, acelerando su deterioro. Además, si éstos ya estaban gastados, puede llegar a producirse reventones. Para prevenir este problema, revisa periódicamente la presión de los neumáticos, comprueba su buen estado y reemplázalos si es necesario.
- Problemas con los frenos. El sistema de frenos es otro de los más sensibles al calor, ya que el líquido, si está viejo o contaminado, puede llegar a hervir y perder así efectividad. Lo notarás si escuchas ruidos raros y/o vibraciones al frenar. Para prevenirlo, es muy importante que revises el estado del líquido de frenos, y no sólo su nivel.
- Fallo del alternador. Aunque los alternadores modernos están preparados para soportar temperaturas muy altas, puesto que cada vez los coches tienen más componentes eléctricos a los que atender, el sobrecalentamiento especialmente de los más antiguos es una avería bastante seria en verano… No ya por el alternador en sí, sino porque puede dañar la batería y los sistemas eléctricos del coche. La única forma de prevenir esto es realizando revisiones periódicas en tu taller de confianza.
- Pérdida de niveles. Aunque los circuitos del coche son cerrados, pueden existir grietas en manguitos que provoquen no sólo fugas sino evaporación de líquidos como el aceite o el refrigerante. Es fundamental asegurarse del buen estado, comprobar que no hay fugas, y revisar los niveles con frecuencia.
- Problemas del sistema de combustible. De nuevo, las altas temperaturas pueden provocar que el combustible se evapore, sobre todo si tu coche es de gasolina, lo que repercute directamente en el rendimiento del motor e incluso en el arranque. Es recomendable tener el depósito lo más lleno posible, para evitar que haya “espacio” para el vapor.
En definitiva, la mejor forma de evitar disgustos con el coche durante las vacaciones es realizar un mantenimiento preventivo de tu coche, con las revisiones periódicas en tu taller de confianza.